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La edad es solo un número y no debería condicionarnos en nuestro aprendizaje. Debemos trabajar nuestro músculo lingüístico todo lo que podamos y la edad no debe parecernos un obstáculo.

Mente abierta

Para comenzar  a aprender un idioma o cualquier otra competencia de nuestra vida cotidiana, hay que quitar de nuestra mente que se nos ha pasado el tiempo de aprender, que con nuestra edad ya no nos pega, ni van con nosotros ciertos temas y conocimientos.  Tener ese pensamiento no va a hacer que nos valoremos ni el camino será más fácil, pues hace falta esa motivación previa de la que hablamos en uno de nuestros post anteriores. https://secondlanguage.net/2020/04/21/motivacion-y-formacion/

Atrévete!

No tenemos que tener un don para aprender conocimientos nuevos. Ni un don, ni ser un genio del lenguaje, un genio en matemáticas e ingeniería o un genio en la vida misma. Necesitamos coraje. Coraje para enfrentarnos a la fuerza de voluntad. Ponerle ganas y actitud. Y sobre todo, una rutina de estudios que hará que cada día nos esforcemos por aprender.  No necesitas ponerte 14h al día, simplemente necesitas crear una rutina que aumente nuestra inquietud por el tema que estamos aprendiendo. Más calidad, menos cantidad. Buscamos la eficiencia. Más en menos tiempo.

Aumenta tus inquietudes

Investiga sobre aquello que estás aprendiendo. Saca tiempo para empaparte en profundidad de toda su cultura, de todos los aspectos y ámbitos de ese conocimiento. Estamos seguros que tiene mucho más de lo que parece. Quedarse en la superficie no es para los valientes. Queremos saber todo lo que hay detrás.

Por ejemplo,  si estamos aprendiendo inglés, seguro que nos encanta indagar en toda la historia de Inglaterra, su cultura, sus lugares más visitados y sus secretos más escondidos. Elijamos documentales, películas o incluso guías turísticas. Los contenidos visuales ayudan a fijar los conocimientos.

Charles Chaplin decía que un día sin sonreír es un día perdido, pero  también es un día perdido si nos vamos a dormir sin aprender algo nuevo.

Es un proceso constante, descubrir que hay algo más allá, despertar una inquietud que teníamos dormida.  ¿Hay algo más bonito que descubrir y descubrirnos?

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